domingo, 15 de mayo de 2011

REFERENTES CLÁSICOS EN EL CAMINO DE SANTIAGO: "QUO VADIS: EL CAMINANTE" DE SENDO

El día 5 de mayo fue colocada en la Plaza de San Francisco, acceso a la ciudad por el Camino de Santiago y por la Vía de la Plata (y delante mismo de un albergue de peregrinos), una gran escultura que homenajea a todos los peregrinos que por tan singular vía medieval llegan a Astorga por la Puerta del Sol.
La nueva obra lleva por nombre "QUO VADIS: El Caminante" y es obra del artista, natural de San Justo de la Vega (León), Rosendo García Ramos, "Sendo".


El proyecto, realizado originalmente con materiales perecederos, se presentó por primera vez en el verano del Año Santo Jacobeo 2004 en la plaza situada frente al famoso Palacio Episcopal del arquitecto Antonio Gaudí, con un tamaño considerablemente superior a la escultura final en bronce que ahora se ha materializado (5 metros medía la primera factura de la obra y 2,7 metros alcanza la actual), pero sufrió un lamentable incendio vandálico en que fue seriamente destruida.



Ya entonces el escultor justificaba el nombre latino dado a su obra como alegoría de ese viaje espiritual que alguna vez en la vida todos, y no sólo quienes emprenden la peregrinación a Compostela, realizamos en busca de un sentido que dar a nuestra existencia.

La gran admiración que había suscitado entre quienes contemplaron aquella primera factura de la obra y el impacto popular causado por su destrucción vandálica, impulsaron a Sendo a repetir, con ciertas variaciones respecto a aquella primera obra (principalmente en cuanto al tamaño y la factura broncínea que la hace prácticamente indestructible), esta singular escultura que, recoge eclécticamente referentes de otras obras pictóricas del artista de dicadas al peregrino y al caminante, y que este mes ha sido instalada en la confluencia de las Rutas Jacobea y de la Plata de la astorgana Puerta del Sol . 







El artista

Rosendo García Ramos, más conocido como Sendo, nació en la localidad leonesa de San Justo de la Vega, próxima a Astorga y paso obligado de los peregrinos hacia Santiago. Estudió en la Escuela de Arquitectos Técnicos de Madrid y en la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid y Bilbao. En 1979 obtuvo la Cátedra de Dibujo de Instituto de Bachillerato y desde 1987 ejerce como catedrático de Diseño en el Instituto Español de Lisboa, alternando su trabajo artístico y creativo entre Lisboa y León.

La frase
Quo vadis?

Seguramente el nombre de esta escultura nos recuerda a la famosa película de Mervyn Le Roy (1951) titulada “QUO VADIS?” y protagonizada por Robert Taylor y Deborah Kerr (que tantas veces han puesto en televisión en el período de la Semana Santa), logradísima adaptación cinematográfica de la novela homónima del escritor polaco Henryk Sienkiewicz (1846-1916)), quien, gracias a ella, recibió el premio Nobel de Literatura en 1905. Sienkiewicz escribió esta novela histórica en 1895 cosechando un éxito extraordinario e inmediato, siendo traducida a más de 30 idiomas y adaptada cinematográficamente por primera vez en 1912.






Este aforismo popularizado por el film de Le Roy se refiere a un conocido pasaje ocurrido en la vida de San Pedro, primero de los Papas y sucesor de Jesucristo al frente de la Iglesia cristiana en época de Nerón, cuando, aconsejado por sus numerosos discípulos, se disponía a abandonar Roma ante la inminencia de su detención. Mientras caminaba por la Via Appia, a las afueras de la ciudad, se le aparece Cristo, caminando con la Cruz. San Pedro, conmovido le pregunta: "Quo vadis, Domine?", "¿Adónde vas, Señor?"; a lo que Cristo responde: "Voy a Roma, a ser crucificado de nuevo". Esta respuesta, que anuncia la futura crucifixión de Pedro en Roma, hace que el apóstol decida volver a la urbe y enfrentarse con valor a su destino. 

Reproducimos aquí un fragmento de la leyenda que debió originarse en el siglo III, en época de San Lino, sucesor de Pedro y segundo Papa cristiano.


“Y en la primera noche, una vez ya celebrados los actos religiosos, despidióse de los hermanos, y dejándoles en manos del Señor, marchó solo. Y al caminar notó que se le cayeron de las rodillas las vendas gastadas ya por los grilletes. Pero cuando llegó a las puertas de la ciudad para alejarse, vio que le salía al paso Cristo. Cayó Pedro de rodillas en ademán de adoración ante el Señor, y le dijo «Señor, Quo vadis, a dónde vas?» Dícele Cristo: «A Roma vengo para ser crucificado de nuevo». Y díjole Pedro: «¡Cómo Señor! ¿Serás Tú crucificado de nuevo?» Replicóle el Señor: «Así es, de nuevo he de ser puesto en cruz». Dícele Pedro: «Volveré atrás y seguirte he».
Tras estas palabras el Señor subió a los cielos. Siguióle largo rato Pedro con la mirada y con los ojos arrasados en dulcísimas lágrimas. Y recapacitando en sí, cayó en la cuenta de que aquello le había dicho el Señor refiriéndose a su propia muerte, mediante la cual el Señor habría de sufrir de nuevo la Pasión”.
Domine, Quo Vadis? de Annibale Carracci (año 1601/02)
 National Gallery de Londres


QUO VADIS?, ¿A dónde te diriges?
- Voy a encontrar mi camino.


Mala in Lucento scripsit et Ayo in Asturica Augusta photographiavit.