El origen de Halloween está en la festividad celta de Samhain, que significa fin del verano y celebraba el final de la temporada de cosechas y el comienzo del Año Nuevo Celta. El inicio del mes de noviembre era para los celtas el momento cumbre de la renovación de todas las cosa, el comienzo de un ciclo sagrado que finalizará en Mayo con la vuelta al trabajo material en el campo. La fiesta duraba tres días y era entonces cuando los espíritus buenos o malos volvían desde el Otro Mundo. La tradición consistía en ahuyentar a los espíritus malignos disfrazándose para adoptar la apariencia de un espíritu maligno y evitar, así, ser dañado. La fiesta de Samhain, por otra parte, era el momento para hacer balance de los suministros de alimentos y de ganado con los que se debía afrontar el duro invierno.
Los romanos, por su parte, cuando, fruto de sus conquistas militares, contactaron con la cultura celta asimilaron la festividad de Samhain a la fiesta romana de la cosecha que celebraban los últimos días de octubre y los primeros de noviembre en honor a Pomona, la diosa de los árboles frutales, y más concretamente de las manzanas.
Mediante la Fiesta de Pomona los romanos daban gracias a los dioses por los alimentos recibidos de la cosecha que garantizarían el alimento durante un año y, en particular, a la diosa Pomona.
Pomona era una diosa autóctona de la mitología romana protectora de la fruta, de los árboles frutales, de los jardines, de las huertas, del olivo y de la vid. No cedía a los deseos de sus múltiples pretendientes, pues su único interés y afán era el cultivo de campos y jardines.
Su nombre deriva de pomum “fruta” y por ello recibe también el nombre de Patrona pomorum “Señora de los frutos”. Simbolizaba la abundancia relacionada, en particular con la floración de los árboles.
Sus atributos eran el cuchillo de podar o una hoz en su mano derecha y la manzana. Ninguna deidad conocía como ella el arte del cultivo de los jardines y el de los árboles frutales y los romanos le dedicaron uno de los bosques sagrados del Lacio, que denominaron Pomonal en su honor.
El culto de la diosa estaba a cargo de un flamen minor, el Flamen Pomonalis, que era el cargo más ínfimo dentro de la estructura sacerdotal romana.
En el Dictionnaire des Antiquités Grecques et Romaines, de Daremberg y Saglio aparece esta descripción de la diosa:
POMONA
Divinidad rústica que preside el cultivo de los árboles frutales y cuyo culto se remonta a los tiempos más primitivos de Roma y de la Italia Latina. En el último rango de los flamines minores figura un Flamen Pomonialis y, en cuanto al nombre de la divinidad, parece haber formado parte del catálogo de los Indigitamenta, donde los nombres en –ona son frecuentes. Puede que a ella estén asociados los nombres de un dios masculino llamado Pomunus, que se ha querido relacionar con el Puemunus de una inscripción en lengua umbra y con Pomonal, bosque sagrado de Pomona en la región llamada Campus Solonius, entre Ardea y Ostia; una inscripción de Salerno menciona un legado destinado Ad exornandam aedem Pomonis.
La leyenda ha relacionado a Pomona tanto con Pigus, dios agrícola, como con VERTUMNUS, la personificación del annus vertens, estación otoñal en que se hace la recolección de las frutas. Ovidio ha dado a esta última forma de la fábula una expresión pintoresca en uno de los pasajes más logrados de las Metamorfosis, en el cual se narran los amores de las dos divinidades en tiempos de Procas, rey de Alba Longa. Como todas las personalidades agrestes, al final de la época de la República, Pomona es ya sólo un recuerdo arqueológico explotado por la poesía y las artes, aunque no exista de ella ninguna representación segura.
Ovidio en el libro XIV de sus Metamorfosis relata el mito de los amores entre Vertumno y Pomona. Ofrecemos que recoge Thomas Bulfinch, Historia de Dioses y Héroes, Barcelona, 2002, pp. 117- 120.
En las artes son muchos los artistas que han plasmado en sus obras, pinturas, tapices y esculturas sobre todo, este tema mitológico. Nosotros presentamos un óleo sobre tabla de Cesar Van Everdingen, pintor alemán del siglo XVII, que lleva por tútulo Vertumno y Pomona y que forma parte de la colección permanente del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
Representa la historia mitológica del libro XIV de las Metamorfosis de Ovidio. La diosa Pomona, protectora de huertos y jardines había amurallado el suyo para impedir la entrada de hombres y sátiros que la sedujeran. Vertumno, vestido de anciana, consiguió ganar su confianza y seducirla contándole la historia de Ifis y Anaxárete.
En la pintura vemos a los dos personajes: ella, en seductor desnudo de espaldas al espectador y con una pequeña guadaña para el cuidado del jardín, y él, vestido de mujer y con el gesto del diálogo convincente. Vegetación, figuras y bodegones contribuyen a recrear una idílica imagen.
Así pues, el 1 de noviembre los
romanos celebraban el Día de Pomona, una fiesta dedicada a los frutos
cosechados, los jardines y la fertilidad de los árboles.
Para honrar a los muertos
contaban con otra festividad, las FERALIA, que se celebraban el 21 de febrero
como culminación y punto final de otra fiesta, las Parentalia. Ese día los
romanos llevaban alimentos a las tumbas de sus seres queridos y es posible que se
celebrasen festejos populares donde no faltaban el vino y las orgías. En el
transcurso de esta fiesta, además, una vieja hechicera ofrecía a Tácita, diosa
del silencio, un sacrificio de connotaciones mágicas sobre el que se peude
encontrar información más detallada en este enlace: http://caliopeausiasmanises.blogspot.com/2007/02/feralia-tcita.html
Sobre la simbología de la manzana, fruto identificativo de la diosa Pomona, se puede consultar:
http://bouchant.over-blog.com/article-13871918.html
MALA ME FECIT
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