domingo, 23 de enero de 2011

IN MENSE IANUARIO FESTIVITAS ANIMALIUM DOMESTICORUM : el Porrate de San Antón

Las mascotas también tienen su patrón que las protege y vela por su salud. Se trata de San Antón Abad cuya festividad, el Porrate de San Antón, se ha celebrado por todo lo alto hoy domingo con procesión, exhibición y bendición de las mascotas en la zona de la Plaza de Toros de Alicante como acto final de las fiestas más antiguas de la ciudad, las del Barrio de San Antón

Según cuenta la historia, este santo nació en el actual Egipto en el año 251, y murió en el 356 d.C, a los 105 años de edad. Se dice que cuando tenía 20 años, repartió todas sus posesiones entre los pobres, fundó varios monasterios y se dedico a la vida ascética y a la defensa de los animales. Cuenta la leyenda que un día, regresando de hacer un milagro, un cerdo agarró los bajos de su túnica para que prestara atención a su lechón ciego y tullido, en ese momento, el animalito se curó y, a partir de entonces, se convirtió en su inseparable compañía. Esto le valió el apodo de San Antonio del Porquet, la tradición de “la rifa del cerdo” (casi desaparecida hoy en día) y el patronazgo sobre todas las mascotas.
 
Hoy era día para lucir las mejores galas de las mascotas, que, bien abrigadas para resistir al intenso frío que inhabitualmente reinaba hoy en Alicante (8ºC de máxima, brrrr!!!), se veían en las inmediaciones de la calle Valencia, la Plaza de Toros, el Panteón de Quijano,... paseando junto a sus orgullosos dueños alrededor de los puestos de porrate, los dulces artesanos y frutos secos propios de esta fiesta. 
 

En el mundo romano, donde no faltaban mascotas domésticas de todos los tipos y procedencias, 
 la protectora de estos animalitos era la diosa Epona, cuya festividad se celebraba el 18 de diciembre

Veamos los detalles más importantes de su historia y atribuciones (recomiendo hacer clic en la imagen que sigue para que se muestre todo su contenido): 
 
 
He aquí también algunas muestras de la representación iconográfica de esta diosa en el arte romano: 
MALA ME FECIT

sábado, 8 de enero de 2011

CAVE CANEM o la DISYUNTIVA DE TENER o NO TENER NOCIONES ELEMENTALES DE LATÍN

Durante las vacaciones de Navidad en Astorga (León) me he quedado ingratamente sorprendida al contemplar el gran cartel anunciador de un negocio comercial recientemente inaugurado cerca de mi casa. Se trata de una tienda de alimentación y complementos para animales domésticos, en particular para perros cuyo rótulo EN LATÍN y con letras bien grandes reza 
 
 
Rápidamente acudo a consultar un ejemplar del DICTIONNAIRE LATIN/FRANÇAIS: LE GRAND GAFFIOT de Félix Gaffiot que tengo en mi casa de Astorga, por si a mis conocimientos de latín se le escapa algún dato acerca del archiconocido CAVE CANEM pompeyano, y siento un gran alivio al comprobar que estoy en lo correcto. 
 
En ninguna de sus acepciones el verbo căvĕo,-es,-ĕre, cāvi, cautum ’precaverse, guardarse de’, tanto en sus empleos transitivos como intransitivos, admite una construcción con un genitivo como complemento. El verbo puede construirse con ablativo acompañado de las preposiciones ab, de y cum y en construcción transitiva con el acusativo, como sucede en la expresión cave canem que encontramos en los mosaicos pompeyanos y que recoge Varrón en la núm. 75 de sus Sátiras Menipeas.
 
CAVE CANEM que hoy traduciríamos con un exhortativo o amenazador “Cuidado con el perro” retoma las inscripciones que se encontraba grabadas sobre mosaicos a la entrada de algunas casas romanas, en que aparecía la figura de un perro atado con una cadena.
 
Y es que la casa romana era un medioambiente complejo. Servía de vivienda, lugar de trabajo y de negocios protegida siempre por las divinidades domésticas que recibían al visitante en el atrio nada más entrar desde la calle. El acceso a la vivienda daba ya al visitante una idea sobre sus habitantes, de ahí la importancia del atrio en la estructura arquitectónica de la casa romana ideal.

La casa organizada en torno a un patio central se considera el tipo de vivienda más antiguo de Italia y el que predomina en la mayor parte de modelos arquitectónicos encontrados en las excavaciones arqueológicas. 

El célebre arquitecto romano Vitruvio en su De Architectura describe varios tipos de estas casas “en atrio” que han servido a los investigadores para reconstruir el modelo de casa romana ideal. Ésta consistía en un corredor de acceso, el fauces, que conducía hasta un atrium o patio central cubierto, excepto en la parte central o compluvium  por donde caía el agua de lluvia que se recogía a nivel del suelo en un pequeño estanque llamado impluvium, el cual comunicaba con una cisterna recolectora situada en el subsuelo del patio. Alrededor del atrium se disponían el resto de habitaciones de la vivienda. Así, en el extremo más alejado de este patio, frente al fauces, había una sala abierta llamada tablinium que servía de archivo y despacho y a sus lados algunas salas o alae donde se contenían las máscaras funerarias de los antepasados más importantes de la familia. Alrededor del patio se disponían los dormitorios (cubicula) y las salas para comer o cenar (triclinia). 

Con esa organización arquitectónica el acceso de los visitantes a la vivienda (muchas veces clientes que visitaban diariamente a su patrón) era controlado fácilmente ya desde la puerta exterior de entrada, a cuyos lados se situaban varias bancadas de piedra para dar asiento a quienes se sentaban a esperar su turno para acceder al interior. Una vez traspasado el umbral, el estrecho corredor de acceso de las fauces permitía ver el interior pero estaba vigilado por un portero o cerrado por una puerta que separaba el atrium interior de la entrada. El atrium era accesible a todo visitante pero dentro de él las salas privadas sólo estarían disponibles para los visitantes más ilustres de la familia y estarían cerradas de la visión de los extraños por medio de biombos de madera, puertas, cortinas y persianas.
Así pues, existía una diferenciación entre el acceso a la vivienda, el patio y, dentro de él, sus diferentes estancias, permitiendo el acceso a ciertos lugares sólo en determinadas horas del día o en determinadas fechas del calendario. 

Para recordar a los visitantes que se encontraban en un lugar privado y vigilado, a veces el suelo del corredor del fauces donde esperaban los visitantes antes de permitírseles la entrada a la vivienda se hacía decorar con mosaicos en los que se representan perros guardianes, muchas veces acompañados de la leyenda CAVE CANEM “cuidado con el perro”. Es, por ejemplo, el caso de varias casas pompeyanas, como la Domus de Paquius Proculus o la Domus del Poeta Trágico donde el mosaico situado inmediatamente detrás del umbral representa un perro enseñando los dientes y dispuesto a lanzarse al ataque de su presa a no ser por la cadena que lo sujeta. 

Cave canem reza también como inscripción del mosaico ante la puerta de la casa donde Edward Bulwer Lytton hace residir a su Glauco en su novela Los últimos Días de Pompeya (1834). El inicio del capítulo II ejemplifica como esta zona de la casa romana es una propiedad privada y vigilada de cara a las visitas.

Glauco era joven, apuesto, rico; nada le faltaba en apariencia (…) Su casa en Roma era el punto de cita de los hombres más elegantes, pero también el refugio de los artistas, En cuanto a su casa de Pompeya era una de las mejor decoradas. Se entraba en ella por un largo y angosto vestíbulo en cuyo pavimento, hecho con menudas piezas de mosaico estaba representado un perro, teniendo junto a él la tradicional leyenda Cave Canem “Guárdate del perro”. A cada lado del vestíbulo había un cuartito destinado a recibir visitas. El atrio estaba adornado de pinturas de gran valor.
 
Hoy en día podemos ver la inscripción CAVE CANEM en modernas placas colocadas en las verjas o en los muros exteriores que delimitan ciertas propiedades inmobiliarias unifamiliares, además de en huertos, fincas y otros inmuebles urbanos y rústicos para advertir a los visitantes o a los intrusos que en la finca hay un perro guardián que vigila la propiedad, que guarda la intimidad de sus propietarios y que puede morder o causar otros daños peores a quien se atreva a husmear demasiado cerca de la verja o a traspasarla sin permiso de su propietario.

Cave canum es, por tanto, erróneo en extremo, hasta tal punto que ni una simple búsqueda en el todopoderoso Google testimonia empleos de esta expresión en ninguno de sus resultados. Así que, suponemos que los propietarios de este negocio se han basado en su particular "sabiduría" popular o más bien, en lo que les sonaba de oídas y en su ignorancia, a la hora de elegir un nombre para su tienda, sin corroborar su grafía y su empleo correcto en latín. ¡¡Con lo fácil que nos lo pone hoy en día Internet para encontrar nombre para cualquier cosa, incluso usando esos latinajos que tan bien suenan!! 

En fin, a los propietarios de Cave canum les aconsejo un cursillo de latín o, al menos, un cursillo para aprender a usar el Google y buscar información “de andar por casa”. Eso sí, aun sin saber latín, seguro que el negocio es rentable, ya que no hay competencia similar en Astorga (excepto las clínicas veterinarias, claro está). 

 Ahora que lo pienso, ¿no se tratará de una estrategia comercial en estos tiempos de crisis que corren? Y con lo bonito y exótico que suena ese latinajo y la sabiduría que desborda… todos los perritos y sus dueños se quedarán perplejos contemplando su escaparate. Difícil resistirse a entrar aunque sea simplemente para preguntar a sus propietarios de dónde se han sacado un nombre tan innovador y sorprendente…y de paso seguro que más de uno se llevará un bonito abrigo para su perrito o una collarín de cascabeles para que su gato vuelva loco a todo el vecindario con sus soniquetes. 

En tiempos de crisis "CABE" agudizar el ingenio....

CAVE CANEM! ...aut melius CAVE DOMINOS!

CAVETE TABERNARIOS!!

MALA HOC SCRIPSIT