Esta tarde hablando por el Google Talk con una amiga de León he conocido una fatal noticia: Maite Amaré, una de mis compañeras de departamento durante mi paso por la Universidad de León y mujer de Jesús Liz, mi profesor de Arqueología Clásica en la Universidad de Salamanca, falleció hace 13 días, tras una rápida y fulminante enfermedad.
Al conocer esta triste noticia me he acordado de Jesús y de Cristina, su familia, y, claro está, de la propia Maite, de esas conversaciones que teníamos en la facultad, cuando coincidíamos en un rato de descanso, cuando llegábamos, cuando nos íbamos, … comentando “cosillas”, hablando del trabajo o de lo que coincidiera en el momento. Tantas cosas…
Me caía bien, muy bien, he de confesarlo. Admiraba su eterna paciencia cuando las cosas iban mal y el ambiente de trabajo se volvía (o algunos lo volvían) insoportable.
Siempre tuvo palabras de ánimo para mí cuando sabía que yo lo estaba pasando mal, muy mal.
Era una buena compañera, una gran investigadora, una buena mujer. Era… y SIEMPRE LO SERÁ, porque así permanecerá su recuerdo en mi memoria.
Ahora mismo me viene a la mente aquella frase de “ya estás en capilla”, que yo nunca había oído y que ella me explicó un día, porque yo me quedé a cuadros cuando se la escuché decir y no supe qué contestarle. Y lo que nos reímos luego.
Y también me vienen a la mente su imagen, su voz, … y Jesús y Cristina, a quienes quiero desear el más grande de los ánimos para poder afrontar de la mejor de las maneras posibles la pérdida de su esposa y de su madre, con calma, con tranquilidad, a pesar del dolor que estarán sintiendo, porque es inevitable, porque es necesario.
Jesús, has tenido una buena compañera de camino, en todo.
Cristina, has tenido la suerte de tener a Maite como madre.
Maite, gracias por todo, gracias por investigar por Astorga.
IN MEMORIAM mis palabras
Hasta siempre, Maite, compañera.
MALA ARIAS SCRIPSIT