Cada región del mundo tiene sus costumbres y supersticiones para el ritual del Año Nuevo: gestos, alimentos, regalos, mitos y leyendas que evocan los deseos de buena suerte, salud y felicidad para el año que comienza.
Desde tiempos inmemoriales el hombre ha tratado de obtener la protección divina y la misericordia de fuerzas sobrenaturales a través de sacrificios propiciatorios. Y así, el ser humano ha llevado a cabo diversos rituales para atraer la suerte, la felicidad, la salud, el amor o el éxito para el nuevo año. Estos ritos están a veces desligados del ámbito religioso, pero siguen siendo transmitidos de generación en generación, convirtiéndose en meras costumbres o tradiciones para celebrar el año nuevo y, así, nuestra mente racional occidental se muestra sensible, hoy en día, a estas creencias y gestos para tener suerte todo el año.
Alimentos que traen buena suerte para el Año Nuevo
El día de fin de año, en el momento del paso de un año al otro, hay muchos platos y alimentos relacionados, según la tradición, con la fertilidad, la abundancia y la salud, cuya ingestión se considera un amuleto de buena suerte para el año que comienza.
Así, los romanos tenían la costumbre de intercambiar higos, dátiles y miel, evocando el deseo de dulzura y abundancia para el nuevo año.
Entre estos frutos, la lenteja, debido a la perfecta redondez de su forma y a su riqueza nutricional, asumió rápidamente el papel de símbolo portador de riqueza y abundancia. Es por ello que en la mitología bíblica Esaú cedió su primogenitura a su hermano Jacob a cambio de un plato de lentejas. Actualmente, en Sicilia o Italia, por ejemplo, y en otras partes de Europa se acostumbra a comer lentejas el Día de Año Nuevo, para asegurarse la felicidad y la prosperidad durante todo el año.
Otras
costumbres europeas, por ejemplo la española, aconsejan igualmente tomar uvas
el día de fin de año, evocando el simbolismo de la uva y la viña en relación
con la propiedad de bienes y con la inmortalidad. Recordemos que en la mitología griega las
uvas son un símbolo de la fertilidad y de abundancia y que la vid es el árbol
de la vida por excelencia.
El muérdago de Año Nuevo
La tradición
de besarse bajo el muérdago es una típica costumbre ritual de Año Nuevo que tiene
su origen en la Antigüedad ,
donde era considerado una planta sagrada, y ya, tanto los romanos como los
celtas, apreciaban especialmente el muérdago que crecía en los árboles de
roble. En este sentido, el historiador romano Plinio el Viejo nos dice que los
celtas separaban el muérdago de los robles con una hoz de oro (cf. Astérix).
El muérdago
era un símbolo de la inmortalidad, porque siempre estaba verde, incluso en pleno
invierno. Hoy en día, aún confiamos en las virtudes terapéuticas
del muérdago, siendo objeto de numerosos estudios médicos y farmacéuticos.
Fueron nuestros antepasados celtas
quienes han transmitido al mundo occidental la costumbre de besarse debajo del
muérdago en la noche del 31 de diciembre, como símbolo de la inmortalidad y la
prosperidad, incluso en el más crudo invierno de la época navideña.
Regalos que se intercambian en el Año Nuevo
La tradición de los
regalos viene, una vez más, del mundo romano, ya que el 1 de enero era la
fiesta de la diosa Estrenia o Estrena, protectora de la buena salud, cuya
celebración ritual era ir al bosque consagrado a la diosa para cortar en él ramas
verdes de verbena, llamadas “estrenas” para ofrecer al emperador romano.
Con el tiempo, los
romanos adquirieron la costumbre de intercambiar pequeños regalos entre ellos, como
miel, nueces o higos, que, con el paso del tiempo, fueron aumentando su valía
hasta llegar a las monedas “saturnalisias”, con la imagen del dios Jano que daba
nombre al mes de enero.
Y esta tradición ha
sobrevivido y se perpetúa en la actualidad en algunos países, como Francia, en
la costumbre de dar pequeños regalos a los familiares y a los niños, llamado estrenas
(étrennes) o, incluso, a los empleados de una empresa en
forma de una pequeña suma de dinero.
La extra o “les
étrennes”: el regalo tradicional de Año Nuevo
Un poco de
dinero metido en un sobre o pequeños regalos al despertarse el día de Año Nuevo
son tradiciones que hoy en día tienden a perderse en el contexto familiar, pero
se mantienen en algunos países en el ámbito laboral. Los trabajadores reciben
por navidad una pequeño paga en agradecimiento a su dedicación laboral.
¿De dónde viene esta costumbre? Pues de los romanos,
quienes daban mucha importancia a cualquier símbolo relacionado con el
principio o el origen de algo.
Mucho antes
de que los reyes o los emperadores recibieran un regalo de la gente, otorgándoles
la protección de los dioses, el rey Tacio Sabino recibió por primera vez una
rama de la verbena procedente del bosque sagrado consagrado a la diosa Estrenia. Posteriormente,
los romanos tomaron la costumbre de ofrecer dulces (miel, dátiles o higos) a
sus amigos, deseándoles que el año siguiente fuera dulce (= feliz). Con la extensión del uso de la moneda, el pueblo romano,
cada vez más rico, comenzó a ofrecer regalos más importantes y, a veces, hasta suntuosos,
como monedas y medallas de oro o plata para desear la felicidad y la
prosperidad a sus familiares. En relación
con esa evolución, el poeta Ovidio lamenta el tiempo en que "la miel era
más dulce que el dinero.
En este contexto, el día de Año Nuevo se
convirtió en un día festivo, simbolizado por el dios Jano, con sus dos caras,
una mirando al año que se iba y otra hacia el nuevo año, y cargado de nuevos
rituales.
La fiesta del emperador
El emperador
Augusto fue anualmente cubierto de oro por su corte y por todo aquel que deseaba
rendirle honores en una fiesta que se celebraba durante toda la primera semana
del nuevo año y que llegó a alcanzar tal magnitud, que el emperador Tiberio, a
quien no le gustaban ni las fiestas ni el gentío, la restringió al primer día
del año, siendo éste el germen de las celebraciones de Año Nuevo. Calígula, su
sucesor, gustaba de los honores de recibir la generosidad de la corte y de las
personas, pero el emperador Claudio renunció a esta tradición en favor del
emperador, aunque la costumbre se mantuvo viva en el pueblo.
Bajo los
merovingios, Carlomagno fijó esta fiesta para el día de Navidad. Más tarde, se fijo el Año Nuevo
coincidiendo con la Pascua , pero la gente continuó celebrando el día 1 de enero con
la entrega de regalos.
En otros lugares,
p. ej. , entre los chinos, cuyo año comienza según
el ciclo de los doce signos del zodiaco, se celebra también la tradición de los
regalos y tienen la costumbre de ofrecer, por una parte, un par de clementinas
(cuyo nombre en chino significa "acontecimiento feliz") para
demostrar que la felicidad no llega sola, y, por otra parte, flores como
símbolo de renovación y crecimiento. Y, por
supuesto, el tradicional sobre rojo que contiene el regalo tradicional de la
suerte en forma de dinero.
Nosotros, los españoles, tomamos
dátiles, uvas pasas, higos y nueces por Navidad, nos comemos las doce uvas al
son de las doce campanadas y, con la paga de diciembre, nos dan la paga
extraordinaria de Navidad que viene muy bien para comprar los regalos de Papá
Noel y de los Reyes Magos y para afrontar los fastos de los ágapes festivos de
las celebraciones navideñas.
MALA SCRIPSIT