viernes, 12 de marzo de 2010

EL LATIN EN EL PROCESO EDUCATIVO DE CIPRIANO SALCEDO- IN MEMORIAM MIGUEL DELIBES (1920-2010)


Miguel Delibes escribió “EL HEREJE”, su última novela, en 1998, justo antes de comenzar una larga enfermedad que lo apartó de una de las cosas que mejor sabía hacer: escribir y que hoy ha acabado con su dilatada vida.       
R.I.P.

Recopilamos aquí algunos pasajes de esta maravillosa novela, en que se expone el proceso de formación intelectual de Cipriano, el vástago tardío de los Salcedo, en una época, el siglo XVI, en que el estudio del latín y la literatura de los clásicos grecorromanos era un pilar esencial en la educación de los jóvenes, fuera el que fuera el oficio al que estaban destinados. 


(…) el señor salcedo sabía que tras las bienaventuranzas, había otro mundo intelectual más vasto y distinto que desgraciadamente él no había conocido: vocales y consonantes, posibilidad de unión silábica, grafía y sintaxis latinas. leer en latín y escribir en romance, se decía secretamente, he ahí el camino. (…)
(…) el niño llegó a leer el latín con cierta soltura pero resbalaba al afrontar las declinaciones. y hasta tal extremo se le negaron éstas que, un buen día, don álvaro, decepcionado, abordó a don bernardo al terminar la clase. la entrevista fue breve y patética:
de ahí no sacaremos nada, don bernardo. el niño está en otra cosa.
—¿en otra cosa? el pequeño no ha conocido otra cosa, señor. difícilmente puede estar en ella si no la conoce.
está ausente. no logro concentrarlo. eso es todo.
don bernardo, vestido de calle para acudir al almacén, se mostraba malhumorado:
sugiere vuesa merced que el chiquillo es tonto.
—¡oh, por favor! —dijo don álvaro—. el muchacho es avispado como una ardilla, pero es inútil.
no está conmigo, no me sigue, no le interesa lo que yo pueda contarle.
don bernardo se resignó a admitir que el preceptor no era el medio más indicado para educar a su hijo, (…)

(…)—¿estás contento en el colegio, te gusta estudiar?
asintió sin palabras para evitar el titubeo. no veía razones para confiarse a él. seguramente sería un enviado de su padre. la voz de don ignacio salcedo se hizo aún más untuosa:
no sé si sabes que yo presido el patronato que administra este colegio y soy miembro de la cofradía a la que pertenece.
e... eso dicen, sí señor.
pero ignoras que en la última reunión de la comisión de diputados me han dado informes favorables de ti. número uno en doctrina, latín y escritura, notable en tablas de cálculo. intachable en urbanidad y disciplina. ¿crees que eso se puede mejorar?
el muchacho encogió los hombros. su tío prosiguió:
todo eso es importante, cipriano. ante un cuadro así no tengo más remedio que hablar con tu padre y exponerle la situación.
¿te gustaría dejar el colegio y volver a casa?
a don ignacio salcedo le sorprendió la resolución del chico:
no —dijo—. me gusta el colegio. tengo amigos aquí.
eso me preocupa, hijo. tus compañeros son niños sin padres, sin modales, ni educación. por lo demás ya sabes lo que te espera.
otros dos años en sus aulas y el día de mañana trabajar en el oficio que elijas hasta la muerte. ése es tu porvenir.
también puedo ingresar en la escuela de gramática del cabildo —objetó el muchacho—. todo depende de mi expediente.
cierto, cipriano. ya veo que te has informado bien. y no olvides el centro de latinidad si decides ser sacerdote. ¿te gustaría ser sacerdote?
el muchacho vareaba el aire con el palo de la antorcha y luego la utilizaba como bastón. primero denegó con la cabeza y luego dijo rotundamente:
no.
y ¿doctorarte en leyes?
tienes buena cabeza, dominas la sintaxis latina, escribes de corrido el romance... podrías ser un buen letrado el día de mañana. (…)

(…) cipriano pasaba horas en la biblioteca donde se alineaban más de quinientos volúmenes, algunos de ellos editados en valladolid, traducciones en romance de juvenal, salustio y la “iliada”. los poetas latinos estaban casi todos y, paso a paso, cipriano fue descubriendo el placer de la lectura, el acto íntimo y silencioso de desflorar un libro. (…)
 MALA ME FECIT, in memoriam Miguel Delibes

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